Revista Noche y Niebla N°. 65

Por: Banco de Datos de DD. HH. y Violencia Política

Periodo: 1 de enero al 30 de junio de 2022

Extractivismo, militarización y despojo en el centro y sur del Cesar: resistencias campesinas al genocidio

El Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política del CINEP/PPP, por medio de la revista Noche y Niebla No. 65, correspondiente al período comprendido entre el día 01 de enero y 30 de junio del año 2022, en la que hemos registrado información sobre las diferentes violencias políticas permanentes y vigentes en el territorio nacional, que dan cuenta de las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos en el contexto de la estigmatización al liderazgo social, la defensa del territorio, las movilizaciones y justas protestas sociales, por medio de la implementación de hechos represivos que se escudan en el marco de la legalidad.

Entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2022, en Colombia se tuvo información de 480 casos con 983 victimizaciones, todas vulneraciones a los Derechos Humanos, DDHH, infracciones al Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario, DIHC, y Violencia Político-Social, VPS, según los datos registrados por el Banco de Datos de DDHH y Violencia Política del Centro de Investigación y Educación Popular, Cinep y la Red Nacional de Bancos de Datos.

Cifras globales muestran que los hombres fueron los más afectados en estas violencias aunque la falta de información, en algunos casos, no permite precisar con exactitud el número de víctimas en términos de género. Sigue siendo una constante el ataque a las personas que ejercen liderazgos sociales y a las reincorporadas.

En cuanto a los victimarios se evidenció que los paramilitares, la Policía, la Fiscalía y Ejército son los principales perpetradores de las victimizaciones en el marco de las violaciones a los DDHH. En cuanto a infracciones graves al DIHC, las disidencias de las FARC-EP y el ELN son los principales infractores. También, se registró un gran volumen de victimizaciones donde no se pudo identificar a los victimarios.

El departamento del Cauca registró el mayor número de victimizaciones, seguido por, Valle del Cauca, Santander, Arauca y Antioquia. Sin embargo, teniendo en cuenta que la situación de violencia política en Colombia es estructural y generalizada debe tenerse una mirada en todas las regiones y no descuidar aquellas donde pueden presentarse picos de violaciones dada su conflictividad por el control de las economías legales e ilegales, la disputa territorial y económica de grupos armados, entre múltiples factores. En este sentido, la revista Noche y Niebla Nº65 pone su atención a las vulneraciones en el departamento del Cesar que incluye tres zonas de influencia, una vinculada a la dinámica de La Guajira y la Sierra Nevada de Santa Marta; el centro, más articulado al río Magdalena y el sur del Cesar con su conexión al Catatumbo y el Magdalena Medio. El foco entonces está en las dos últimas zonas de la región Cesar, donde se registraron 343 casos que involucran múltiples victimizaciones desde 2010 y en lo que va corrido de 2022 se denunciaron tres asesinatos de líderes sociales en la región, que evidencian la conflictividad de este territorio. El hecho más reciente ocurrió el 3 de agosto en el municipio de Tamalameque, Cesar, cuando asesinaron a José Luis Quiñones, quien era integrante de La Comisión de interlocución del Sur de Bolívar, Norte y Sur del Cesar, afiliado al Coordinador Nacional Agrario, CNA, además, se encontraba en un proceso de recuperación de tierras en la finca Mata Redonda.

Revista Noche y Niebla N.º 64

EL ESTIGMA COMO POLÍTICA DE ESTADO

Por: Banco de Datos de DD. HH. y Violencia Política

Periodo: 1 de julio al 31 de diciembre de 2021

El Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política del CINEP/PPP, por medio de la revista Noche y Niebla No. 64, correspondiente al período comprendido entre el día 01 de julio y 31 de diciembre del año 2021, ha registrado información sobre las violencias políticas permanentes y vigentes en el territorio nacional, que dan cuenta de las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos en el contexto de la estigmatización al liderazgo social, la defensa del territorio, las movilizaciones y justas protestas sociales, por medio de la implementación de hechos represivos que se escudan en el marco de la legalidad.

A partir del 28 de abril de 2021, se dio inicio a una gran movilización social, convocada por las centrales obreras, organizaciones sociales y estudiantiles en contra de las medidas económicas, sociales y políticas del gobierno del presidente Iván Duque. Ante las justas protestas de la sociedad colombiana, el gobierno nacional implementó un sistema represivo profundamente antidemocrático que trató a los ciudadanos como delincuentes o enemigos de la seguridad del Estado, sustentado en la idea de concebir a la ciudadanía que propende por los derechos de todos y todas sean respetados, garantizados y los bienes y el poder equitativamente compartidos – con la idea de una utopía solidaria-; como delincuentes y como objetivos de señalamiento y seguimiento; ejemplo de ello, fue y es la estigmatización, la amenaza, la detención y la judicialización arbitraria de los y las jóvenes de la Primera Línea.

La estigmatización como política de Estado da cuenta de la multiplicación de judicializaciones y detenciones contra quienes se movilizaban, del miedo a la exigencia de derechos fundamentales y a la deslegitimación de la protesta social a través del reforzamiento de la política estatal represiva y criminal.

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Revista Noche y Niebla N° 63

Las ruinas del Estado: Genocidio en Colombia

Por: Banco de Datos de DD.HH. y Violencia Política

Periodo: 1 de enero a 31 de junio de 2021

El Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política del Cinep/PPP, por medio de la revista Noche y Niebla No 63, correspondiente al período comprendido entre el día 01 de enero y 30 de junio del año 2021, ha podido acceder a información cualificada sobre las violencias políticas permanentes en el país, que bien podrían calificarse como la continuidad del fenómeno de prácticas sociales genocidas en Colombia, tanto en el contexto de la implementación de los Acuerdos de La Habana como en el Paro Nacional que comenzó el 28 de abril de 2021.

La información que publicamos es solamente una aproximación a la realidad que vivimos, pues la misma violencia, los mecanismos de silenciamiento de las víctimas y sus familiares y los mecanismos de impunidad instaurados, impiden recoger la totalidad de los hechos, y como dice el sacerdote jesuita Javier Giraldo Moreno, en la presentación de la revista -a propósito de las manifestaciones del Paro- la Red de Bancos de Datos “[…] no hace estadísticas ni tiene la posibilidad de registrar la totalidad de violaciones graves a los derechos humanos que son perpetradas en el país cada semestre. Sin embargo, hace un esfuerzo por recaudar el máximo posible de violaciones a los derechos fundamentales y ponerlos ante la mirada del país y del mundo para que se comprenda la tragedia de nuestro pueblo. A veces, como en esta ocasión, en que somos conscientes de que la monumental cantidad de atropellos contra los manifestantes desborda con mucho nuestras capacidades de registro, ofrecemos lo recaudado sólo como una pequeña muestra o “unos destellos”.

A lo largo de las últimas décadas del siglo XX y las dos primeras del XXI, hemos registrado la permanencia de las agresiones contra la dignidad de la personas, pueblos, comunidades, organizaciones y movimientos sociales de base, ataques que han tenido altibajos. A continuación, hacemos un breve acercamiento al panorama reconstruido en el primer semestre del año 2021, atravesado por la perdurabilidad de la emergencia sanitaria de la pandemia del Covid y las dificultades sociales y económicas de la mayoría de la población que reventó al final del cuarto mes con la sacudida social del Paro Nacional.

En materia de derechos humanos hemos podido documentar un alto reporte de las agresiones o victimizaciones1 en tres modalidades de violaciones principalmente: detenciones arbitrarias, lesiones físicas y amenazas. La información reportada desde las organizaciones sociales de base de la Red Nacional de Bancos de Datos regionales y que reposa en nuestro sistema, nos permite señalar que durante los meses de abril, mayo y junio se presentaron la mayoría de las detenciones arbitrarias con 133, 167 y 47 victimizaciones respectivamente. En cuanto a las lesiones físicas en los mismos meses se presentó la mayor concentración con 63, 181 y 83 casos. Por su parte, las amenazas se concentran en febrero con 38 victimizaciones, y en los meses de abril y mayo con 53 y 61. Las agresiones estuvieron motivadas en un porcentaje alto por móviles de persecución política al dar un tratamiento de guerra a las justas protestas que se presentaron especialmente entre abril 28 y junio 30 de 2021.

Ahora bien, con respecto a los departamentos que reportan mayores violaciones a los derechos humanos están: Santander (304), Bogotá (149), Cauca (107), Boyacá (106), Cundinamarca (97), Valle del Cauca (84) y Antioquia (52).

1El número de victimizaciones corresponde al tipo de agresiones infligidas a una persona, entre ellas están las amenazas, ejecuciones, atentados, detenciones, desapariciones, desplazamientos, lesiones, tortura, entre otras.

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Revista Noche y Niebla N° 62

Anonimato. Factor dinamizador del genocidio impune

Por: Banco de Datos de DD.HH. y Violencia Política

Periodo: 1 de julio a 31 de diciembre de 2020

Los lectores de Noche y Niebla están encontrando cada vez más saturados los casos de autorías anónimas. El relato cada vez más estandarizado de cada hecho violento comienza ya por alguna de estas expresiones: “desconocidos atentaron… dispararon… irrumpieron… se llevaron a …”, o bien: “dos hombres armados, en moto, con capuchas, llegaron a … [actuaron] y se fueron sin dejar rastro”. Sólo ya muy rara vez los victimarios llevan brazaletes de las Águilas Negras, las AGC o Los Caparrapos, pero de todos modos la capucha y el arma apuntada protegen su identidad individual, y el terror sembrado impide cualquier seguimiento o reacción que no sea la huida o el silencio. Las fotos tomadas a prisa desde los celulares de nada sirven frente a las capuchas y a la ausencia o el cambio momentáneo de placas. Se puede afirmar que los caminos clásicos de la primera indagación están bloqueados por completo. Un “retrato hablado” del victimario llega a ser, pues, hoy día, una broma de mal gusto o una prueba manifiesta de la incompetencia del agente criminalístico.

El número 62 de la revista Noche y Niebla esta dedicada a la costa pacífica caucana. El artículo regional que la acompaña fue elaborado por Coordinación de Consejos Comunitarios y Organizaciones de Base del Pueblo Negro de la Costa Pacífica del Cauca – COCOCAUCA. El foco de la guerra en el Pacífico sigue siendo una nueva expresión de la diáspora reconfigurada que hasta el día de hoy amenaza la existencia del pueblo negro como grupo étnico.

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Revista Noche y Niebla Nº 61

Por: Banco de Datos de DD.HH. y Violencia Política

Periodo: 1 de enero a 30 de junio de 2020

Metamorfosis confirmadas en los factores determinantes de la práctica genocida en boga

El número 61 de la revista Noche y Niebla está dedicada al departamento de la Guajira, haciendo énfasis en un artículo regional preparado por el equipo de Interculturalidad del CINEP/PPP, el cual devela una vez más la incumplida promesa del desarrollo tras más de 40 años de explotación minera en La Guajira -uno de los departamentos más pobres de Colombia-. En la rueda de prensa las mujeres wayuú y afro detallan el etnocidio y el ecocidio que viven, tras 14 fallos judiciales que han rafiticado la vulneración de Cerrejón y el Estado colombiano a los derechos a la vida, al agua, a la salud, la consulta previa, la seguridad alimentaria, autonomía étnica, integridad cultural y la tierra, entre otros. 

Revista Noche y Niebla Nº 60

Por: Banco de Datos de DD.HH. y Violencia Política

Periodo: 1 de julio a 31 de diciembre de 2019

Inspección somera al exterminio de los gérmenes de una sociedad humana

Los sectores éticos del país y de la comunidad internacional no salen de un asombro e indignación crecientes, al observar el aumento desenfrenado del exterminio, en Colombia, de líderes sociales y de ex-combatientes que quisieron apostarle más bien a luchas cívicas y políticas por un cambio social.

Voceros de los poderes en ejercicio se rebuscan permanentemente explicaciones y pretextos para atenuar el impacto de vergüenza de Colombia ante el mundo civilizado. Un día declaran que la justicia ya ha esclarecido altos porcentajes de esos crímenes, afirmaciones que sólo tienen efectos mediáticos y carecen de soporte real; otro día intentan reubicar los crímenes en los ámbitos de la delincuencia común, violentando todas las lógicas contextuales; otro día hacen esfuerzos extremos por negarles a las víctimas su carácter de líderes o lideresas sociales, reduciendo o negando en absoluto su incidencia en las comunidades; otro día recurren a montajes para atribuir la autoría de las ejecuciones y atentados a las insurgencias o disidencias, hoy en expansión mediática. Pero los hechos están ahí con su cara dura y es imposible evadir su interpelación radical.

Así las cosas, hemos podido documentar, sistematizar las amenazas, asesinatos y agresiones de líderes y lideresas sociales y personas de base,que han sido evidentes en el año 2019. Los departamentos más afectados por la violación de Derechos Humanos fueron Cauca con 302 victimizaciones, Valle del Cauca con 115 victimizaciones y Chocó con 73 victimizaciones. De igual manera, las infracciones al Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario, DIHC, tuvieron lugar en: Cauca 117 eventos de infracciones, Valle del Cauca 84 infracciones y Antioquia con 40 infracciones. La Violencia Política Social, VPS, que se caracteriza por no tener un responsable claramente definido, se presentaron según la ubicación geográfica en Cauca con 308 casos, Norte de Santander con 105 casos y Nariño con 86 casos. comunidad internacional no Así las cosas, hemos podido documentar, sistematizar las amenazas, asesinatos y agresiones de líderes y lideresas sociales y personas de base,que han sido evidentes en el año 2019. Los departamentos más afectados por la violación de Derechos Humanos fueron Cauca con 302 victimizaciones, Valle del Cauca con 115 victimizaciones y Chocó con 73 victimizaciones. De igual manera, las infracciones al Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario, DIHC, tuvieron lugar en: Cauca 117 eventos de infracciones, Valle del Cauca 84 infracciones y Antioquia con 40 infracciones. La Violencia Política Social, VPS, que se caracteriza por no tener un responsable claramente definido, se presentaron según la ubicación geográfica en Cauca con 308 casos, Norte de Santander con 105 casos y Nariño con 86 casos.

¿Porqué el exterminio a líderes sociales y al medio ambiente en el Bajo Cauca antioqueño y el Sur de Bolívar? Vanessa Álvarez Villa (Comité Jesús María Valle), Narciso Beleño (Federación Agrominera Sur Bolívar), Luis Guillermo Guerrero y Alejandro Angulo (CINEP/PPP), presentan la Revista Noche y Niebla #60 dedicada a esta región.

Revista Noche y Niebla Nº 59

Por: Banco de Datos de DD.HH. y Violencia Política

Periodo: 1 de enero a 30 de junio de 2019

La “democratización” del Genocidio

Echar una mirada de conjunto a nuestra historia republicana “democrática”, lleva a descubrir los parámetros de una “democracia genocida” y a asistir a un proceso taimado de democratización progresivamente refinada del Genocidio. En largos períodos aparecerán responsables evidentes del crimen, en otros, la omisión y la responsabilidad de mando impedirían la impunidad de un crimen tan horrendo y tan englobante, pero justamente la responsabilidad de mando ha sido neutralizada por los actuales poderes, en la discusión sobre los alcances constitucionales de la JEP, para que pueda seguir funcionando la democracia genocida, incluso dentro de los logros más publicitados del “Acuerdo de Paz”· Los imaginarios del Genocidio han estado asociados, ordinariamente, a matanzas de grandes proporciones numéricas que toman como objetivo colectivos humanos identificados con rasgos comunes, ya sean raciales, étnicos, religiosos, ideológicos, culturales o políticos. El derecho internacional restringió el concepto, en la Convención de 1948, a grupos de tipo “nacional, étnico, racial o religioso”, suprimiendo o no mencionando los grupos de tipo “político” que habían sido incluidos en la Declaración previa, condenatoria del Genocidio, emitida por la Asamblea General de la ONU en 1946 1 . Sin embargo, la característica de un grupo nacional, incluido en la Convención, cuya destrucción total o parcial entra en la definición convencional del Genocidio, no limitando éste a la matanza física de miembros del grupo sino extendiéndolo a la “lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo” y al “sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial”, son precisiones que demarcan un concepto más amplio del Genocidio, más allá del imaginario mediático. Durante el primer semestre de 2019 el Banco de Datos documentó 643casos nuevos y 63 casos de años anteriores. De los casos nuevos, 446 refieren a violaciones a los DD. HH.; 150 a infracciones al DIHC, y 630 a la violencia político social. En cuanto a violaciones a los derechos humanos, el departamento más afectado fue Cauca con 314 casos, Norte de Santander con 147, Nariño con 108, Antioquia con 105 y Valle del Cauca con 100

Antioquia: la guerra en desarrollo

En Antioquia solo en el primer semestre de 2019 la revista Noche y Niebla, registró 105 casos de violaciones a derechos humanos en esta región, de los cuales en En Antioquia solo en el primer semestre de 2019 la revista Noche y Niebla, registró 105 casos de violaciones a derechos humanos en esta región, de los cuales en 39 casos se conoció que los responsables de los hechos violatorios fueron grupos paramilitares Según cifras del Observatorio del nivel de riesgo a la labor de defensores y defensoras de derechos humanos de la Fundación Sumapaz y la Corporación Jurídica Libertad, entre enero de 2016 y el 8 de julio de 2019, ocurrieron en Antioquia 1.068 agresiones. El 20% de éstas en el Bajo Cauca. Lo ocurrido en este departamento se suma a la grave situación que se registra en el resto del país para 2019, que deja un saldo de 643 nuevos casos registrados de violaciones de derechos humanos, infracciones al Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario y Violencia Político Social. En Antioquia solo en el primer semestre de 2019 la revista Noche y Niebla, registró 105 casos de violaciones a derechos humanos en esta región, de los cuales en 39 casos se conoció que los responsables de los hechos violatorios fueron grupos paramilitares Según cifras del Observatorio del nivel de riesgo a la labor de defensores y defensoras de derechos humanos de la Fundación Sumapaz y la Corporación Jurídica Libertad, entre enero de 2016 y el 8 de julio de 2019, ocurrieron en Antioquia 1.068 agresiones. El 20% de éstas en el Bajo Cauca. Lo ocurrido en este departamento se suma a la grave situación que se registra en el resto del país para 2019, que deja un saldo de 643 nuevos casos registrados de violaciones de derechos humanos, infracciones al Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario y Violencia Político Social.

Puede leer el informe aquí:

¿Cómo el Banco de Datos de DDHHs ha llegado a asumir el enfoque de género?

Cristian Llanos[1]

 ¿Cómo se llegó al enfoque de género desde la práctica del Banco de Datos de DDHH y Violencia Política?

Son varias las ideas relevantes, entre estas, la principal es la referida a las diferencias en el accionar de los violentos según el género y las particularidades en las respuestas que generan hombres y mujeres víctimas. Es decir se parte de evidencias directas en el comportamiento de las poblaciones, lo que amerita incluir el enfoque de género por ser relevante en el proceso de investigación sobre la violencia y la construcción de paz.

Esta investigación centra la atención en la consciencia de lo que sucede y ha acontecido en cada contexto. Lo anterior ha ayudado al equipo CINEP/PPP a desarrollar una interacción congruente con nuestro entorno. De tal forma se permite identificar con mayor fundamento la geografía social de los territorios. Así mismo se revelan críticamente las narrativas que se acercan o se alejan de la categoría de género.

Esta visión ayuda a conocer y discernir la base cultural que se expresa en cada contexto, y desde allí se analizan los tipos de socialización primaria, las relaciones de familia y las comunitarias. El enfoque de género es una buena herramienta que permite ahondar en la observación relacional, que orienta el trabajo de DDHH y las diferentes dimensiones de construcción de paz y reconciliación.

Ello también ayuda a advertir mecanismos de prevención y protección que tengan presente las diferenciaciones de género, sociales y culturales. Como defensores de derechos humanos es posible así, facilitar de mejor forma alternativas de transformación de conflictos lo que constituye un desafío enorme para lograr la transición hacia una sociedad plural, en la que debemos caber todos, como género humano y no como clan, familia, comunidades étnicas o grupo político o económico. Allí esta nuestra fortaleza como proyecto al servicio de las víctimas.

Sin embargo, es pertinente llamar la atención crítica sobre la necesidad de transformar las prácticas de investigación que invisibilizan, marginan o estigmatizan a las personas por su condición de género y no lograr el reconocimiento del otro como sujeto social.

 Lo anterior también ha permitido enriquecer el discurso y la práctica de los DDHH y el crecimiento de las personas y organizaciones que se acompañan desde el Cinep/PPP. Éstas han sido competencias aprendidas y desarrolladas en el quehacer del Banco de Datos, apostando por la autonomía de la Red de Bancos de Datos de DDHH donde se pretende contribuir a la transformación de las desigualdades y el respeto a la diferencia.

La inclusión del enfoque de respeto a la diversidad de género permite llegar de manera reflexiva a los diferentes espacios sociales, con las víctimas y sus organizaciones y dar atención a las metodologías y mecanismos como nos relacionamos para aplicar siempre la escucha activa, sin prejuzgar comentarios o acciones.

Reflexiones finales

El equipo de DDHH del Cinep ha aprendido que el análisis del enfoque género no es una categoría exclusiva de las mujeres, que es una categoría relacional que incluye hombres, mujeres, y personas diversas-LGTBI. La importancia radica en analizar las relaciones de poder. Por ende también los hombres se ven abocados a formas de violencia simbólica y cultural, estos análisis pueden profundizarse con el abordaje de las llamadas “nuevas masculinidades”. Por estas razones las discusiones alrededor de la categoría género no son exclusivas de y para las mujeres, también es válido incluir y promover reflexiones entre hombres. Igualmente, atendiendo a la pluralidad de nociones de Construcción de Paz que se han planteado es necesario abrir la posibilidad a temas que pasan desapercibidos como el de la violencia diferenciada.

No es solamente en el discurso donde se debe ser o parecer “equitativo” en el tratamiento del diferente, sino que en la práctica social es mejor usar la alteridad y metodologías específicas que garantizan un acercamiento real a las variadas formas de discriminación de género, con la esperanza de que los seres humanos podemos modificar nuestras conductas para construir conjuntamente una sociedad con aquel que no es o piensa como nosotros.

Es pertinente enfocar el género en términos de las diferentes concepciones de paz que tienen las comunidades étnico territoriales, (indígenas, campesinos, afros u otros grupos), y se debe tener en cuenta los grupos etáreos.

Así mismo conveniente vislumbrar cuál es el camino de la Construcción Paz pensada desde la categoría de género, a partir de explorar las formas como las comunidades más afectadas por el conflicto armado realizan ejercicios colectivos de construcción de Paz, zonas humanitarias en medio de la refriega bélica y la violencia directa. De igual forma, son importantes las modalidades que se desarrollan para evitar la violencia simbólica y cultural que se reproduce a diario en diferentes escenarios sociales.

Las reflexiones en torno a la equidad de género han permitido al equipo de trabajo afianzar unos valores y desaprender otros con los que llegamos, pues uno no vuelve a ser el mismo después de realizar este proceso. Igualmente es posible realizar este mismo tipo de ejercicios enfocado hacía otros temas, como la discriminación étnica o rural/urbana.

En este sentido es válido señalar el aporte que desde el grupo de trabajo se puede hacer en relación a la vinculación del tema en el ámbito laboral. Es una experiencia que puede ser replicada en otros espacios en los que a diario persisten diversas formas de discriminación. Por lo anterior es recomendable realizar una encuesta al interior del Cinep/PPP sobre el uso cotidiano de prácticas que marginan a personas por razones de sus creencias y condición cultural de género

[1]  Historiador, candidato a Mg. en Derechos Humanos y Cultura de Paz Pontificia Universidad Javeriana Cali.